3.0% es la aportación que la cultura hace al Producto Interno Bruto (PIB) mexicano que asciende a 736,725 millones de pesos, según datos de la Cuenta Satélite de Cultura de México para el año 2021.

Para 2021 se tuvieron 56.9 millones de trabajadores activos, de los cuales el 3% pertenecen al sector cultural, es decir, 1,707,000 trabajadores. En otras palabras, el sector cultural dio empleo a 3 de cada 100 trabajadores

En todo caso la importancia que tiene el sector cultural en la economía resulta innegable y obliga en todo momento a ser atendido por las instituciones y los gobiernos encargados de garantizar el cumplimiento de tal demanda social.

Sin embargo, la cultura además tiene vertientes que la posicionan como una política y una estrategia transversal inmejorable para fortalecer el tejido social, fomentar valores que contribuyan a una mejor convivencia ciudadana, incrementar el nivel educativo de la población en lo general y es una herramienta que las políticas modernas de seguridad pública en el mundo utilizan para reducir los niveles de violencia y delincuencia, y velar por la igualdad de género.

Después de la pandemia se hizo evidente que una gran parte de la población económicamente activa, ha requerido de una mayor atención para reactivarse ante la nueva normalidad.

Si buscamos una explicación al incremento en la delincuencia, maltrato y violencia social o de género, mirar y atender esa problemática podría darnos una alternativa para resolver estos fenómenos sociales.

Urgen acciones para EL FOMENTO AL EMPLEO y evidentemente fortalecer las políticas de cultura integrales y de esparcimiento que permitan contener las actividades delincuenciales y recomponer el tejido social, garantizando los derechos de los ciudadanos, y entrar a ejercicios sociales como la corresponsabilidad social, en un entorno de sostenibilidad y sustentabilidad buscando una gobernabilidad y gobernanza eficaz y en beneficio de la población local.

Por esas razones, un proyecto de gobierno innovador y eficiente, debe tomar en cuenta una visión cultural integral y transversal.

Una visión justificada en lo económico, ambiental, social y educativo, que además toma en cuenta que la cultura en el pleno derecho de crearla y ejercerla, es responsabilidad del Gobierno y del Estado, del ciudadano y del sector privado.

En materia de administración cultural se requiere innovar y reconocer la importancia que tiene el enfoque económico del sector, lo que permite establecer en su justa dimensión un programa de este tipo para los municipios y los estados.